miércoles, 22 de diciembre de 2010

Cruda realidad del sindicalismo en España

Los dos mayores sindicatos de España UGT, CCOO en teoría afirman tener aproximadamente 1 millón de afiliados cada uno, a gran distancia están otros como ELA o USO con cienmil afiliados cada uno (según sus fuentes)y aun detrás LAB o CGT con cincuenta mil cada. Existen multitud de sindicatos mas, la mayoría, gremiales, como los de enfermeras o médicos, pero que engloban cifras mas pequeñas. Es de suponer que esas cifras están dadas muy por encima de las reales, las razones son obvias para los que hemos conocido un poco ese mundo, pero se puede hacer una entrada especifica para ese tema.Probablemente el número de trabajadores afiliados en España ronde 2,5 millones. El número de delegados sindicales  (para simplificar englobamos los distintos tipos, miembros de comité, delegados, etc.) pasa por poco los 250.000


La mayoría de estos sindicatos nacen ligados a un partido político, expresamente creados para llegar al sector de los trabajadores y vender desde ahí su propaganda política.
A pesar de ser un hecho evidente, todos los sindicatos niegan está realidad y tratan de definirse como apolíticos, ya que ello les restringiría el acceso a buena parte de posibles clientes.
Clientes, porque los sindicatos en España son empresas como otra cualquiera con sus cuadros de mando, con su asalariados, que en algunos casos hasta hacen huelga contra su empresa (el sindicato) o son despedidos en condiciones denigrantes como ocurre en otras empresas.

Respecto al coste de los sindicatos para las empresas y para la sociedad, en la web existen muchos datos falsos y una intoxicación informativa generalizada, datos que hablan de 57.000 liberados equivalentes, de cientos de millones de euros de perdidas para las empresas y demás cálculos erróneos y charlatanería.
Es cierto que los sindicatos reciben del estado enormes cantidades económicas del gobierno, y mayoritariamente paran en UGT-CCOO al 50% tanto la representación como la subvención que en conjunto les corresponda, independientemente de los resultados electorales de cada uno de ellos ya que desde 1994 tienen un acuerdo entre ellos.

Con los miles de trabajadores en plantilla,  los gastos que acarrean los inmuebles, gastos de funcionamiento, etc. la mayoría de los sindicatos se derrumbarían en pocos meses si no los alimentase el estado, no serían capaces de subsistir con las cuotas de los afiliados.
La contraprestación a tal sustento (nadie da nada a cambio de nada), es el actuar de pacificadores sociales, canalizando el descontento de los trabajadores, desmovilizando los movimientos de revuelta, haciendo creer a los trabajadores que el sistema les ampara.

Los datos, y cuando hablamos de delegados estos son públicos y tangibles,las horas perdidas por la actividad sindical se reducen a menos del 0,1% de la jornada anual y su coste es por tanto una cifra porcentual similar (cálculos de media, en empresas grandes, de miles de trabajadores, suele ser menor).
Por tanto el coste para las empresas es muy pequeño, sobre todo si lo comparamos con el beneficio que obtienen al tener, en la mayoría de los casos, unas organizaciones que tienen controlada a la masa de los trabajadores y garantizan la "paz social", ya que dichas organizaciones son vistas por los propios trabajadores como afines a ellos  por el mero hecho de que los sindicatos ejercen una función de gestoría laboral en favor del trabajador y suelen vender una cierta ideología de izquierda (y realmente poco mas).

Los sindicatos NO son organizaciones creadas y gestionadas por los obreros, sino por una "aristocracia sindical", que en sus capas mas altas, ni trabaja como obreros, ni padece las consecuencias de los convenios, reformas, pactos, etc. que firma.

Son una especie de directivos dentro de esas empresas tan especiales llamadas sindicatos.
Sus cargos mas altos están muy bien pagados y  deciden en cúpulas directivas los designios de las organizaciones.Pero esta forma de decidir está mal vista por los trabajadores y es hábilmente camuflada en un entramado organizativo, basado en complejos estatutos.

 Y en el caso de los delegados sindicales* hay que añadir los numerosos privilegios que tienen los delegados de personal frente al resto de sus compañeros como: dificultad de despido, burocratismo, capacidad de poder tomar decisiones por los demás o sin consulta previa, horas sindicales libres, información exclusiva, liberarse de su puesto de trabajo, etc.

No  se pretender decir que todas las personas que acaban como delegados sindicales, terminan siendo gente que se aprovecha de la situación.Pero aquellos que trabajan con buenas intenciones acaban suelen acabar dejándolo porque el delegado combativo está solo nada puede contra la patronal y sus recursos, ni contra los sindicatos, ni contra los delegados corruptos. Rápidamente se quema y aprende la lección: o se corrompe, o pierde entusiasmo, o dimite.Y esta es la realidad en España.
Aun se pueden encontrar sindicalistas honrados, quizá buscando en América latina, aunque allí también hay de todo y eso lo trataremos en el siguiente post.